A lo lejos, la nada. En la cercanía, la nada. Kilómetro tras kilómetro de la nada, interrumpida tan sólo por algún que otro control de los gendarmes. Pasaportes fuera, aquí no pasa nada, control rutinario. Y a la carretera de nuevo. Justo a la mitad: a 1200 km de Tánger y a 1200 km de Lagouira, la última ciudad de Marruecos antes de entrar a Mauritania.
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