lunes, 19 de julio de 2010

Carretera

 

Desde el coche, horas de caminos polvorientos y gendarmes apostados a ambos lados de la carretera, atentos como animales hambrientos que acechan su presa. Del regateo depende, también, el precio del soborno. El paisaje apenas cambia: los olivos que aguardan, sigilosos, el paso de los años; casas, mezquitas y algún que otro sook (mercado). Y a veces, la sucesión perfecta de reflejos dorados.

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