Por la mañana, temprano, después de la oración, el lento descenso de cada día. No son los mismos, ya, estos pies que tanto andaron y desandaron. Ruido de cigarras y bajo los pies, la tierra seca, caliente. Cuando llegue al mercado, una silla, cualquier silla. Y un vaso de té, quizás. Inchaallah, no habrá que bajar mañana.
Felicidades, Fotografía impresionante, textos conocidos... A disfrutar! Pablo
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