Las gaviotas no cesan de revolotear ni de día ni de noche en Essaouira. Si bien la mayoría de los barcos salen a faenar de noche, algunos de ellos vuelven precisamente a esa hora y es posible pasear bajo alguna que otra farola titilante mientras se observa a los pescadores descargar la pesca del día. Al otro lado del puerto, las embarcaciones más pequeñas descansan, inmunes a todo el ajetreo.
Compartir con el otro es algo dulce, así como las barcas surcan el cielo.
ResponderEliminarTras las miradas sin tiempo, la tristeza se vuelve transparente... hasta desaparecer.